Una visión geoecológica del Avila y de su "comportamiento"

Prof. Carlos Monedero

Vertiente Norte de la Serranía El Avila. En las laderas de montaña se observan los numerosos desprendimientos de tierra (tonos claros), ocasionados por las lluvias torrenciales ocurridas en el mes de diciembre de 1999. Fuente: U.S. Geological Survey. CINDI ( Imágen Ikonos, 30-12-99).

En el Laboratorio de Geoecología del CENAMB, hemos venido trabajando en el estudio geoecológico del Geosistema Serranía El Avila (Parque Nacional). La investigación se inscribe dentro de la Ecología del Paisaje o Geoecología, de la cual se nutre teórica y conceptualmente. Ciencia que tiene como fundamento el enfoque sistémico, a través del cual se interpreta el paisaje de forma integral. Como todo sistema, el paisaje posee una estructura, un funcionamiento y una dinámica. A su vez el paisaje, se compone e integra sucesivos subsistemas: ecosistemas, comunidades, poblaciones e individuos, los cuales son objeto de estudio de otras ramas de la ecología. Todo ello dentro de una concepción jerarquizada y una visión organicista de la biología, la cual finalmente percibe al planeta como un gran sistema viviente, tal como plantea la hipótesis Gaia.

Un primer abordaje para el estudio de un sistema, lo representa la definición y descripción de la estructura, la cual nos permite inferir gran parte de su funcionamiento, todo ello con la finalidad de lograr interpretar su "comportamiento", en otras palabras, como toda ciencia, tratar de conocer y predecir su cambio en el tiempo (dinámica).

Hasta la fecha el Proyecto Avila (financiado por el CDCH-UCV y el CONICIT), se ha centrado en la definición y cuantificación de la estructura del Geosistema Serranía El Avila; tomando como área de estudio el Parque Nacional (Análisis cuantitativo de las estructuras del paisaje en las vertientes Norte y Sur del Geosistema Parque Nacional El Avila. Notas CENAMB. Año 5, Número 33-34. Enero del 2000).

La metodología se sustenta en el empleo de un sistema de información geográfica (SIG), que gira alrededor del levantamiento de un modelo de elevación del terreno, el cual nos permitió derivar una serie de modelos digitales: pendientes, hipsometría y orientación de laderas, que luego de ser confrontados en el SIG con la hidrología, y con la cobertura vegetal, nos permitió abordar la interpretación ecológica de la heterogeneidad del paisaje; con base a la estrecha interrelación existente entre dichos componentes.

Una pregunta fundamental de la investigación busca explicar la presencia de un determinado tipo de cobertura vegetal en el paisaje: ¿Será posible predecir un tipo de formación vegetal potencial a partir del modelo abiótico del paisaje?. Por los momentos los resultados del estudio, aún cuando no muestran la existencia de un claro determinismo, no descartan la existencia de una posible relación cuantificable de la causalidad del clima, la geología y la topografía con la vegetación.

Dentro de la geoecología, el fenómeno meteorológico que afectó a la Serranía del Avila en diciembre de 1999, puede entenderse como un proceso propio y natural dentro de la dinámica de éste geosistema montañoso. Evidentemente, no se puede calificar como algo normal, en el sentido estadístico del concepto, aplicado al tiempo de vida humano, no así, en el tiempo ecológico, y menos aún geológico.

Este geosistema montañoso, caracterizado por sus fuertes pendientes, posee una elevada geodinámica, derivada del efecto del agua procedente de la precipitación, que modela el paisaje a través de sus tres procesos esenciales: erosión, transporte y sedimentación de carácter fluvial. En todo ello, la cobertura vegetal juega un papel clave como protector del suelo frente a la erosión, actuando a su vez, como un regulador y reservorio hidrológico de la cuenca.

Hasta aquí, todo lo dicho es sumamente básico, y de fácil comprensión. Por lo tanto, simplificando en extremo, tenemos que: sistema montañoso con fuertes pendientes + suelo saturado de agua + lluvias intensas = mayor dinamización de los procesos geomorfológicos = intensificación de la erosión, el transporte y la erosión.

No obstante, resulta sorprendente el cambio brusco y repentino del comportamiento del geosistema ante un aporte adicional de agua que lo sobresatura, de forma tal que, luego de manifestar un funcionamiento susceptible de ser modelado, que lo hace altamente predecible, súbitamente se desestabiliza y reacciona con un grado de intensidad, violencia y magnitud desmedido, totalmente impredecible. Desestabilización que anula incluso la función protectora de la cobertura vegetal, cuya biomasa, es arrastrada por el agua, conjuntamente con el suelo.

Montaje y simulación del proceso de deslizamiento de las laderar en las vertientes de montaña. Cortesía Ignacio Rincón.CENAMB-UCV.

Ante tal realidad, y en el deseo de proporcionar alguna explicación, a través de nuestra visión geoecológica del Avila y de su comportamiento, estamos ideando un proyecto con base a los resultados obtenidos a lo largo de nuestra investigación. De ésta manera fijamos como primer objetivo la caracterización de todos y cada uno de los parches que surgieron en el geosistema, originados por la erosión, transporte y sedimentación, a fin de establecer la existencia de una determinada relación (estadísticamente significativa) con el tipo de pendiente, tamaño de la cuenca, posición altitudinal, tipo de cobertura vegetal, etc. Para ello se tiene previsto el empleo de imágenes de satélite, las cuales se analizarán e interpretarán geoecológicamente, a la luz de los modelos espaciales obtenidos hasta la fecha en el SIG del Geosistema El Avila.

De ésta manera, aún cuando el estudio no nos permita predecir el momento exacto en que se desestabilizará un determinado geosistema montañoso tropical, al menos podremos definir y zonificar las áreas de amenazas (susceptibles de ser erosionadas) y las áreas de vulnerabilidad ante deslizamientos, inundación y tapiado (susceptibles de ser arrasadas y/o sedimentadas), todo ello con el objeto de orientar los planes de emergencia y de contingencia (cuando se pronostique un período de precipitación intensa al final de la estación lluviosa), así como, la futura ordenación y planificación de las áreas agrícolas, industriales y urbanas.