- Año de Creación: 1958
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Uso de bolsas plásticas representa un problema ambiental
Existe un consumo estimado de 150 bolsas plásticas anuales por cada venezolano lo que representa aproximadamente unos 4 mil millones de bolsas anualmente, algunas están en los causes de aguas servidas y otras ya están en el mar, lo que significa un problema ambiental que debe ser abordado en conjunto por la sociedad civil y las instituciones del Estado, tal como lo señaló Alejandro Luy, Biólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela, con maestría en Gerencia Ambiental.
Explicó Luy, que no sólo en los animales marinos se observan los efectos de la contaminación por plástico, sino que además se ha podido observar como los sistemas de aguas servidas se obstruyen por las bolsas, lo cual incide en la aparición de enfermedades a causa de la contaminación por aguas negras estancadas.
Estas observaciones las hizo el especialista durante el evento “BOLSAS PLÁSTICAS, UN PROBLEMA NADA LIGERO”, en el marco preparatorio del V SIMPOSIO AMBIENTE Y DESARROLLO, octubre 2015, coordinado por la profesora Miryam Díaz González, jefe del Departamento de Psicología Industrial de la UCV.
Prevención es tarea de todos
A nivel mundial el problema del uso de las bolsas plásticas ha provocado efectos nocivos ambientales, sociales y económicos, por lo que los gobiernos deben implementar políticas públicas a los fines de detener los desastres naturales que ese material provoca.
“Las bolsas plásticas constituyen un problema mundial, con impactos ambientales, sociales y económicos. Independientemente de regímenes políticos o preferencias religiosas, nivel de ingreso o desarrollo, en países de los cinco continentes el problema de la bolsa plástica debe ser abordado”, indicó Luy.
Señaló asimismo que Venezuela no es el principal consumidor de bolsas plásticas, y puso como ejemplo a Irlanda, el cual mantenía grandes consumos que sobrepasaba las 398 bolsas anuales por habitante. “Sin embargo, ese país actualmente a través de la implementación de políticas públicas lo ha reducido. Cobrando la bolsa redujeron el uso de 18 a 20. Otros casos como el de Ruanda e Italia han sustituido las bolsas plásticas por biodegradables”.
En el caso venezolano, ANSA (Asociación que reúne las principales cadenas de automercados y farmacias) han señalado que deben utilizar unos 200 millones de bolsas cada mes, lo que representa 2 mil 500 millones de bolsas al año, y la mayoría de estas bolsas son utilizadas una sola vez cuando se transporta el producto desde el comercio a la casa, donde son desechadas.
Para solucionar el problema de los residuos sólidos se debe comenzar porque el gobierno nacional o los gobiernos locales implementen normas para regular el uso del plástico. Con relación a los ciudadanos “debemos preguntarnos si realmente necesitamos el uso de bolsas plásticas cuando vamos a realizar compras pequeñas”.
En el encuentro, destacaron que en Venezuela el sector público y privado debe trabajar en función de incentivar a la ciudadanía para que sustituya el uso de las bolsas plásticas por la de un material biodegradable o, en su defecto, conservar su bolsa vacía para usarla en repetidas ocasiones cuando realice compras pequeñas, entre las alternativas que se pueden implantar con la finalidad de disminuir el uso de bolsas plásticas.
En 2009 Fundación Tierra Viva y Botiquería, una red de farmacias, establecieron una alianza para trabajar en aspectos vinculados a la gestión integral de residuos sólidos. De allí se iniciaron acciones para promover la reducción de las bolsas plásticas.
En 2014 realizaron un estudio sobre políticas públicas para reducir el consumo de bolsas. En este estudio, se encontraron diversas estrategias a nivel nacional, regional (provincial, departamental) cuyo análisis podría llevar a su implementación en Venezuela.
Está en desarrollo un conjunto de acciones emprendidas por los ciudadanos, las comunidades y el sector privado que debe ampliarse y puede implementarse en distintos entornos.
Gestión del ponente
Alejandro Luy es biólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela (1988), con una maestría en Gerencia Ambiental de la Universidad de Los Andes de Colombia (2011).
Su experiencia profesional incluye la participación y coordinación en proyectos de investigación sobre diversidad biológica, manejo de fauna silvestre, educación y divulgación ambiental, así como la gestión de proyectos socio-ambientales bajo criterios de desarrollo sustentable en áreas rurales y urbanas, muchos asociados a áreas naturales protegidas.
Desde 1994 trabaja en Fundación Tierra Viva siendo su gerente general desde 2001. En 2002 recibió la Orden al Mérito Henri Pittier en su Tercera Clase, del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables. Estuvo entre los 10 semifinalista del Premio “Emprendedor Social del Año 2010 de Venezuela” organizado por la Fundación Schwab y la Fundación Venezuela Sin Límites. Es autor del Libro “El Arca Criolla: Relato sobre animales de Venezuela” editado por Fundación Tierra Viva en 2013. Fue el coordinador del estudio “Bolsas plásticas, un problema nada ligero. Políticas públicas y su impacto en la reducción de las bolsas plásticas”.
