La Hernia Inguinal

por el Dr. José Manuel Martín G.

 

En el número anterior de este boletín hicimos una breve reseña de la hernia umbilical. En esta oportunidad quisiéramos referirnos a la hernia inguinal, que sin duda constituye el problema quirúrgico más frecuente con el que se enfrenta el Cirujano, especialmente cuando hablamos del grupo etario comprendido desde los 7 a los 25 años de edad, esto significa que es muy frecuente la intervención quirúrgica reparadora en Escolares, Adolescentes y Adultos jóvenes, aunque puede ser necesaria a cualquier edad, incluso en edades extremas de la vida.

 

En la vida fetal, los testículos se encuentran dentro de la cavidad abdominal, desde donde viajarán para sembrarse definitivamente en las bolsas escrotales. En su viaje a través de un conducto muscular llamado conducto inguinal, llevan consigo un remanente llamado proceso vaginalis, el cual debe cerrar sus paredes luego que los testículos ya se encuentran en los escrotos o en las primeras semanas de vida. Si ese proceso vaginalis no se cierra, queda este conducto expuesto a llenarse de líquido o introducirse en él una víscera.

 

En el primer caso estamos hablando de la presencia de un Hidrocele y en el segundo caso de una Hernia inguinal. En esta última patología el problema es más serio puesto que con frecuencia la víscera involucrada es un asa intestinal, que puede comprometer su irrigación atascándose o estrangulándose. En estas situaciones el cuadro clínico se convierte en una verdadera emergencia quirúrgica.

 

En el párrafo anterior hemos recordado someramente la forma como se produce una hernia inguinal en el niño. En el adulto, no ocurre por la falta de cierre del proceso vaginalis exactamente, pero sí existe igualmente una debilidad congénita de la pared abdominal que favorece la aparición de este problema en un individuo en edad productiva que se somete continuamente a maniobras que aumentan la presión dentro de la cavidad abdominal, como por ejemplo, levantar peso frecuentemente. La sintomatología consiste en aumento de volumen en la región de la ingle o en la bolsa escrotal, casi siempre con dolor al hacer esfuerzo o pujar. Una vez hecho el diagnóstico se debe plantear el tratamiento quirúrgico puesto que las hernias inguinales no se resuelven nunca espontáneamente y la idea es precisamente evitar las complicaciones.

 

Pero, no todo es malo. La reparación quirúrgica de esta patología es relativamente rápida, generalmente de bajo riesgo, y el chance de que vuelva a aparecer la hernia una vez corregida es pequeño. Por lo tanto, no hay que tenerle miedo a esta enfermedad sino consultar a tiempo si se presentan signos o síntomas sugestivos de la misma.

 

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