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       Hoy ya hace más de dos 
      años que te fuiste, 
      como el viento en mi ventana. 
      Todavía recuerdo cuando aquel día dijiste 
      que luchara por un mejor mañana.  
        
      Tu seriedad era 
      impresionante, 
      y tu vida llena de buenos momentos 
      hoy de ello me queda un gran recuerdo, 
      y por siempre vivirá en mis pensamientos.  
        
      Tu adiós fue definitivo 
      para algunos, 
      quienes no aprovecharon tu sabiduría. 
      Otros sin embargo te recordamos, 
      y te llevamos en nuestras mentes todavía.  
        
      Siempre vivirás con 
      nosotros, 
      como el aire que nos da vida y no lo vemos. 
      Porque el aire si bien se va, y no regresa, 
      tu sabiduría será algo que sencillamente tenemos.  
        
      Tus palabras fueron 
      siempre de estímulo y aliento, 
      como un padre que aconsejaba a sus pequeños. 
      Como un valiente peleando por sus sueños, 
      como un ángel impartiendo conocimiento.  
        
      Y mañana te diré contento, 
      que hiciste de mí un gran hombre. 
      Veremos las de Calder en los cielos, 
      veremos crecer nuestros sueños, 
      y siempre hablaré de ti a mis pequeños.  |